domingo, 10 de junio de 2007

Días 3 y 4. Gobés, Kebili y Degache. Nos adentramos en pleno desierto del Sáhara

Gabés es la ciudad más al sur de Tunisia que vamos a visitar. A partir de aquí nos movimos en dirección oeste. Gabés en una ciudad de unos 120.000 habitantes, es el centro de esta región y cuenta con su propia universidad. Es una ciudad –nos dicen- que ha entrado en una cierta decadencia en cuanto a la bajada del turismo, que antes afluía en mayor número. A mí, en cambio, me parece un lugar encantador, donde el desierto se une con el Mediterráneo, en un paseo marítimo que se queda en el recuerdo, quizás porque no es un paseo marítimo al uso. Allí se mezcla la arena del desierto con la arena de la playa, una playa solitaria y encantadora, con unos compartimentos que parecen de juncos, quizás para fijar la arena. Un lugar magnífico para quienes gusten pasar las vacaciones en parajes genuinos, en un centros de turismo distinto a los usuales y que a mi me parece lleno de un encanto romántico.

Llegamos a Gabés y nos llevaron a dar un paseo por el paseo marítimo, seguido de un almuerzo que compartimos con los profesores y autoridades académicas que nos acogieron. Desde allí nos fuimos al salón de actos de la Universidad de Gabés, donde asistimos a la representación teatral de los alumnos de uno de los liceos, así como a la representación teatral de nuestros alumnos. Posteriormente, nos ofrecieron un paseo por la ciudad y por el oasis de Gabés en calesas. Visitamos a pié algunas de las explotaciones agrícolas, así como algunas construcciones del oasis. El paseo fue muy divertido e instructivo para todos nosotros.

Después de un corto descanso y la cena, asistimos a un magnífico espectáculo teatral presentado por un grupo de teatro de la Universidad. Un excelente trabajo actoral, con derroche de esfuerzo físico y expresivo. Impresionante fue la música del espectáculo, ejecutada en vivo, también, por un grupo de estudiantes de la Universidad de Gabés.

Después del espectáculo tuvimos una pequeña fiesta en un hotel, en torno a unos exquisitos zumos de frutas y té con piñones. Tuvimos la ocasión de poder conversar con los integrantes del grupo de teatro de la universidad, y pudimos comprobar que estos jóvenes universitarios reúnen en ellos la modernidad y también la tradición de su pueblo…. Sin duda creo que ellos –y otros como ellos- constituyen el futuro más esperanzador de este país.

El viernes por la mañana salimos, en dirección oeste, hacia Kebili, y así nos empezamos a adentrar en el desierto. Durante toda la mañana estuvimos visitando –acompañados por los profesores y las autoridades académicas- dos hoteles en pleno desierto. El primero de ellos despertó una gran curiosidad en todos nosotros, pues pudimos reconocer los lugares donde se rodaron parte de las escenas de la famosa saga de Star Wars (La Guerra se las Estrellas –La guerra de las Galaxias, en español). El segundo hotel es una construcción muy adaptada al desierto, al estilo de las construcciones bereberes.

Sobre las tres de la tarde llegó uno de los momentos –y han sido muchos- muy emotivos del día: fue la llega a Kebilis y el recibimiento que nos dieron en el Liceo los jóvenes y los profesores. En este Liceo de Kebili se estudia español, y uno de los alumnos aventajados nos dijo –en un buen español- que la suya es “ la tierra del sol y de la luna”. Y es que su ciudad está en pleno desierto –con temperaturas que alcanzan los 50 grados a la sombra en verano -según nos decían-, junto a un lago de agua salada –Chott El Djerid-, que en gran parte está seco, y a través del cual transcurre la carretera que nos levaría luego a Tozeur.

Ha sido muy cariñoso y emotivo el recibimiento que nos dieron los alumnos y profesores –a pesar de que llegamos con algo más de media hora de retraso con el horario previsto-. Nuestra llegada la incorporaron a una representación teatral, muy imaginativa, que empezaba en la misma carretera que nos llevaba al Liceo y continuó por todo el centro educativo hasta llevarnos al comedor -no sin antes representar una clase de español en la que nos mostraron lo que conocían de España-, donde nos ofrecieron compartir con ellos el almuerzo. Las algo más de dos horas que duró nuestra estancia allí fue realmente agradable, por las atenciones que nos prodigaron y por la amabilidad y generosidad de su acogida.

Cuando escribo estas líneas estamos ya atravesando el lago Chott El Djerid, que ya he mencionado antes. Es impresionante la vista que proporciona esta inmensa llanura –en su mayor superficie seca- que fue ocupada por un lago salado, del que queda todavía una parte en la que se explota una salina. Al otro lado del lago está la ciudad de Tozeur, que es nuestro destino de hoy, y la etapa final del viaje. Pero antes llegamos a una localidad de la periferia de Tozeur, que es Degache. En Degache asistimos a la representación de dos piezas de teatro preparadas pos alumnos del Liceo y, posteriormente, nos obsequiaron con un delicioso paseo en calesas por el oasis que esta junto a la localidad. Desde aquí fuimos ya a Tozeur en busca del descanso.

Las dos ultimas jornadas nos han introducido en la parte de Tunisia más árabe –los carteles en las calles están en su mayor parte en árabe y no en francés- y en la reguión en la que se visualiza más la religión islámica; a pesar de que el país es en un noventa y ocho por ciento de religión islámica, en ninguno de los lugares visitados se hace tan patente como en esat región.



























































domingo, 27 de mayo de 2007

Días 2 y 3 de mayo. Sfax, el ecuador del viaje….

Días 1 y 2 de mayo. Sfax, el ecuador del viaje….

Ayer, martes, fue un día de ruta, pero muy intenso. Salimos temprano de de Sausse en dirección hacia El Djem, en dirección hacia el centro del país, hacia el desierto. Pero la primera etapa de la ruta fuel Djem. Una etapa corta, pero muy intensa. Personalmente he disfrutado mucho en El Djem, porque hemos tenido la ocasión de ver un grandioso anfiteatro romano –el tercero en el mundo, después de los de Roma y Verona- con una capacidad en su momento para 30.000 personas-. Su estado de conservación es muy bueno.

Cuando llegamos al anfiteatro nos estaban esperando los jóvenes del liceo de El Djem con algunos de sus profesores. Iniciamos la visita con ellos, formando un solo grupo. No hay muchos “turistas” visitando el monumento, con lo que la visita fue muy agradable. Uno de los guías del edificio nos fue dando las explicaciones pertinentes para conocer los pormenores del magnífico anfiteatro.

Terminada la visita fuimos todos caminado, atravesando El Djem -una ciudad de unos 20.000 habitantes- hasta La Casa de África. Esta es una villa romana en muy buen estado de conservación, convertida hoy en museo. La presencia de la Roma Antigua se respira en El Djem por todos lados. En unas de las salas de la Casa de África se llevó a cabo un taller de teatro en el que participaron los alumnos del liceo del El Djem y nuestros alumnos, dirigido por el profesor de teatro del liceo. Posteriormente nos llevaron al Liceo, donde nos ofrecieron un almuerzo y pudimos descansar un rato antes de continuar el viaje.

En la travesía que hicimos caminado por la ciudad pudimos ver la vida real de un pueblo de Túnez: las casas, las gente, las tiendas, las mezquitas (aquí, como allí las iglesias, las mezquitas tienen una similitud que hace que se las reconozca enseguida), el movimiento en las calles…

Salimos hacia Sfax sobre las tres de la tarde. Hicimos el trayecto en poco tiempo. Sfax es la segunda ciudad del país y la “capital económica” –dicen ellos con sano orgullo- “como Barcelona, en el caso de ustedes” –añaden. Sfax está a unos 270 km al sur de Túnez, capital. Con unos 350.000 habitantes, es una ciudad industrial y próspera.

Esta ha sido la etapa central del viaje, una etapa intensa, en la que habría que poner de relieve, antes que nada, la extraordinaria acogida que hemos tenido por parte de todos, pero excepcionalmente por parte de los alumnos del Liceo Piloto de Sfax. El grupo de jóvenes de dicho Liceo –que ya han visitado España- han tenido extraordinarios detalles para con nuestros alumnos, pero sobre todo han tenido la generosidad de regalarnos gran parte de su tiempo mientras hemos estado en Sfax. Invitaron a nuestros alumnos a una extraordinaria fiesta nocturna, que organizaron junto con sus familias, los acompañaron en el zoco de la Medina, los protegieron y les dieron confianza en su ciudad y nos dispensaron un caluroso recibimiento en su Liceo, donde nos mostraron toda su amabilidad y simpatía.

De la visita al Liceo Piloto de Sfax, que hicimos el día 2 por la mañana, hay que destacar también la extraordinaria acogida que recibimos por parte de las autoridades académicas –que mostraron un vivo interés por establecer lazos permanentes, de cooperación e intercambios, con Institutos españoles-; y el excelente trabajo de la profesora de español del Liceo en la preparación de la clase conjunta que tuvieron nuestros alumnos con los del Liceo. En ella nos mostraron su historia, sus costumbres, sus hábitos, su gastronomía –de la que nos ofrecieron una excelente degustación-, sus tradiciones, etc… y todo ello en español.

Por la tarde se hizo la visita a la Medina de Sfax, donde nuestros alumnos “se lanzaron” a comprar los regalos para la familia y las zapatillas, que tanto procuraban… En poco menos de dos horas gastaron todos los dinares que se les había proporcionado. ¡Menos mal que solo se les había cambiado a dinares la mitad de los euros que llevaban más o menos!

Cuando escribo esto estamos ya en ruta, de nuevo, camino de Gabés, una ciudad en el desierto. Es jueves, día 3, y –a pesar de ser las 9 de la mañana- los alumnos van casi todos dormidos en el autobús. Mientras escribo esto suena la, ya clásica, música árabe, que nos pone el chofer del autobús –que ya es uno más del grupo-.

Se avista ya Gabés, el paisaje va cambiando y los olivos van dejando paso a las palmeras, y es que estamos ya entrando en el desierto.