Gabés es la ciudad más al sur de Tunisia que vamos a visitar. A partir de aquí nos movimos en dirección oeste. Gabés en una ciudad de unos 120.000 habitantes, es el centro de esta región y cuenta con su propia universidad. Es una ciudad –nos dicen- que ha entrado en una cierta decadencia en cuanto a la bajada del turismo, que antes afluía en mayor número. A mí, en cambio, me parece un lugar encantador, donde el desierto se une con el Mediterráneo, en un paseo marítimo que se queda en el recuerdo, quizás porque no es un paseo marítimo al uso. Allí se mezcla la arena del desierto con la arena de la playa, una playa solitaria y encantadora, con unos compartimentos que parecen de juncos, quizás para fijar la arena. Un lugar magnífico para quienes gusten pasar las vacaciones en parajes genuinos, en un centros de turismo distinto a los usuales y que a mi me parece lleno de un encanto romántico.
Llegamos a Gabés y nos llevaron a dar un paseo por el paseo marítimo, seguido de un almuerzo que compartimos con los profesores y autoridades académicas que nos acogieron. Desde allí nos fuimos al salón de actos de la Universidad de Gabés, donde asistimos a la representación teatral de los alumnos de uno de los liceos, así como a la representación teatral de nuestros alumnos. Posteriormente, nos ofrecieron un paseo por la ciudad y por el oasis de Gabés en calesas. Visitamos a pié algunas de las explotaciones agrícolas, así como algunas construcciones del oasis. El paseo fue muy divertido e instructivo para todos nosotros.
Después de un corto descanso y la cena, asistimos a un magnífico espectáculo teatral presentado por un grupo de teatro de la Universidad. Un excelente trabajo actoral, con derroche de esfuerzo físico y expresivo. Impresionante fue la música del espectáculo, ejecutada en vivo, también, por un grupo de estudiantes de la Universidad de Gabés.
Después del espectáculo tuvimos una pequeña fiesta en un hotel, en torno a unos exquisitos zumos de frutas y té con piñones. Tuvimos la ocasión de poder conversar con los integrantes del grupo de teatro de la universidad, y pudimos comprobar que estos jóvenes universitarios reúnen en ellos la modernidad y también la tradición de su pueblo…. Sin duda creo que ellos –y otros como ellos- constituyen el futuro más esperanzador de este país.
El viernes por la mañana salimos, en dirección oeste, hacia Kebili, y así nos empezamos a adentrar en el desierto. Durante toda la mañana estuvimos visitando –acompañados por los profesores y las autoridades académicas- dos hoteles en pleno desierto. El primero de ellos despertó una gran curiosidad en todos nosotros, pues pudimos reconocer los lugares donde se rodaron parte de las escenas de la famosa saga de Star Wars (La Guerra se las Estrellas –La guerra de las Galaxias, en español). El segundo hotel es una construcción muy adaptada al desierto, al estilo de las construcciones bereberes.
Sobre las tres de la tarde llegó uno de los momentos –y han sido muchos- muy emotivos del día: fue la llega a Kebilis y el recibimiento que nos dieron en el Liceo los jóvenes y los profesores. En este Liceo de Kebili se estudia español, y uno de los alumnos aventajados nos dijo –en un buen español- que la suya es “ la tierra del sol y de la luna”. Y es que su ciudad está en pleno desierto –con temperaturas que alcanzan los 50 grados a la sombra en verano -según nos decían-, junto a un lago de agua salada –Chott El Djerid-, que en gran parte está seco, y a través del cual transcurre la carretera que nos levaría luego a Tozeur.
Ha sido muy cariñoso y emotivo el recibimiento que nos dieron los alumnos y profesores –a pesar de que llegamos con algo más de media hora de retraso con el horario previsto-. Nuestra llegada la incorporaron a una representación teatral, muy imaginativa, que empezaba en la misma carretera que nos llevaba al Liceo y continuó por todo el centro educativo hasta llevarnos al comedor -no sin antes representar una clase de español en la que nos mostraron lo que conocían de España-, donde nos ofrecieron compartir con ellos el almuerzo. Las algo más de dos horas que duró nuestra estancia allí fue realmente agradable, por las atenciones que nos prodigaron y por la amabilidad y generosidad de su acogida.
Cuando escribo estas líneas estamos ya atravesando el lago Chott El Djerid, que ya he mencionado antes. Es impresionante la vista que proporciona esta inmensa llanura –en su mayor superficie seca- que fue ocupada por un lago salado, del que queda todavía una parte en la que se explota una salina. Al otro lado del lago está la ciudad de Tozeur, que es nuestro destino de hoy, y la etapa final del viaje. Pero antes llegamos a una localidad de la periferia de Tozeur, que es Degache. En Degache asistimos a la representación de dos piezas de teatro preparadas pos alumnos del Liceo y, posteriormente, nos obsequiaron con un delicioso paseo en calesas por el oasis que esta junto a la localidad. Desde aquí fuimos ya a Tozeur en busca del descanso.
Las dos ultimas jornadas nos han introducido en la parte de Tunisia más árabe –los carteles en las calles están en su mayor parte en árabe y no en francés- y en la reguión en la que se visualiza más la religión islámica; a pesar de que el país es en un noventa y ocho por ciento de religión islámica, en ninguno de los lugares visitados se hace tan patente como en esat región.
domingo, 10 de junio de 2007
Suscribirse a:
Entradas (Atom)