domingo, 27 de mayo de 2007

Días 2 y 3 de mayo. Sfax, el ecuador del viaje….

Días 1 y 2 de mayo. Sfax, el ecuador del viaje….

Ayer, martes, fue un día de ruta, pero muy intenso. Salimos temprano de de Sausse en dirección hacia El Djem, en dirección hacia el centro del país, hacia el desierto. Pero la primera etapa de la ruta fuel Djem. Una etapa corta, pero muy intensa. Personalmente he disfrutado mucho en El Djem, porque hemos tenido la ocasión de ver un grandioso anfiteatro romano –el tercero en el mundo, después de los de Roma y Verona- con una capacidad en su momento para 30.000 personas-. Su estado de conservación es muy bueno.

Cuando llegamos al anfiteatro nos estaban esperando los jóvenes del liceo de El Djem con algunos de sus profesores. Iniciamos la visita con ellos, formando un solo grupo. No hay muchos “turistas” visitando el monumento, con lo que la visita fue muy agradable. Uno de los guías del edificio nos fue dando las explicaciones pertinentes para conocer los pormenores del magnífico anfiteatro.

Terminada la visita fuimos todos caminado, atravesando El Djem -una ciudad de unos 20.000 habitantes- hasta La Casa de África. Esta es una villa romana en muy buen estado de conservación, convertida hoy en museo. La presencia de la Roma Antigua se respira en El Djem por todos lados. En unas de las salas de la Casa de África se llevó a cabo un taller de teatro en el que participaron los alumnos del liceo del El Djem y nuestros alumnos, dirigido por el profesor de teatro del liceo. Posteriormente nos llevaron al Liceo, donde nos ofrecieron un almuerzo y pudimos descansar un rato antes de continuar el viaje.

En la travesía que hicimos caminado por la ciudad pudimos ver la vida real de un pueblo de Túnez: las casas, las gente, las tiendas, las mezquitas (aquí, como allí las iglesias, las mezquitas tienen una similitud que hace que se las reconozca enseguida), el movimiento en las calles…

Salimos hacia Sfax sobre las tres de la tarde. Hicimos el trayecto en poco tiempo. Sfax es la segunda ciudad del país y la “capital económica” –dicen ellos con sano orgullo- “como Barcelona, en el caso de ustedes” –añaden. Sfax está a unos 270 km al sur de Túnez, capital. Con unos 350.000 habitantes, es una ciudad industrial y próspera.

Esta ha sido la etapa central del viaje, una etapa intensa, en la que habría que poner de relieve, antes que nada, la extraordinaria acogida que hemos tenido por parte de todos, pero excepcionalmente por parte de los alumnos del Liceo Piloto de Sfax. El grupo de jóvenes de dicho Liceo –que ya han visitado España- han tenido extraordinarios detalles para con nuestros alumnos, pero sobre todo han tenido la generosidad de regalarnos gran parte de su tiempo mientras hemos estado en Sfax. Invitaron a nuestros alumnos a una extraordinaria fiesta nocturna, que organizaron junto con sus familias, los acompañaron en el zoco de la Medina, los protegieron y les dieron confianza en su ciudad y nos dispensaron un caluroso recibimiento en su Liceo, donde nos mostraron toda su amabilidad y simpatía.

De la visita al Liceo Piloto de Sfax, que hicimos el día 2 por la mañana, hay que destacar también la extraordinaria acogida que recibimos por parte de las autoridades académicas –que mostraron un vivo interés por establecer lazos permanentes, de cooperación e intercambios, con Institutos españoles-; y el excelente trabajo de la profesora de español del Liceo en la preparación de la clase conjunta que tuvieron nuestros alumnos con los del Liceo. En ella nos mostraron su historia, sus costumbres, sus hábitos, su gastronomía –de la que nos ofrecieron una excelente degustación-, sus tradiciones, etc… y todo ello en español.

Por la tarde se hizo la visita a la Medina de Sfax, donde nuestros alumnos “se lanzaron” a comprar los regalos para la familia y las zapatillas, que tanto procuraban… En poco menos de dos horas gastaron todos los dinares que se les había proporcionado. ¡Menos mal que solo se les había cambiado a dinares la mitad de los euros que llevaban más o menos!

Cuando escribo esto estamos ya en ruta, de nuevo, camino de Gabés, una ciudad en el desierto. Es jueves, día 3, y –a pesar de ser las 9 de la mañana- los alumnos van casi todos dormidos en el autobús. Mientras escribo esto suena la, ya clásica, música árabe, que nos pone el chofer del autobús –que ya es uno más del grupo-.

Se avista ya Gabés, el paisaje va cambiando y los olivos van dejando paso a las palmeras, y es que estamos ya entrando en el desierto.












































































































jueves, 17 de mayo de 2007

Día 30 de abril y 1 de mayo. Sousse. Nos adentramos en el país…..

Sousse es uno de los centros turísticos más importantes del país. Eso se nota nada más llegar. Los centros turísticos –como los aeropuertos- son iguales en todos los sitios. Por tanto no hablaré de ellos, aunque estuvimos paseando por un puerto deportivo, en el que nos llamó la atención que los precios fueran más bajos, mucho más bajos, que en las zonas turísticas de España….. A los alumnos les llama la atención que puedan comprar una botella de agua por 20 o 30 céntimos de euro, por ejemplo, y que en España se tenga que pagar mucho más por lo mismo… Algunos preguntan y están descubriendo ya lo que es el “nivel de vida de un país”.

Tres actividades a destacar: la visita a la Medina de Sousse, la asistencia a un festival de teatro en el Centro Cultural de la ciudad y una clase conjunta con alumnos/as de teatro de un liceo. Por la mañana tuvo lugar la visita al aula de teatro del liceo y, posteriormente, una clase conjunta de teatro, dirigida por el profesor de teatro del liceo. Tanto los alumnos tunecinos como los españoles disfrutaron de la clase, que les sirvió para desinhibirse y conocerse un poco mas entre ellos.
Lo más característico que se puede decir de la Medina es que se le ve viva, habitada, con movimiento de sus habitantes, sin que los turistas los hayan desplazado. Sousse reúne el encanto de la sinuosidad de la ciudad musulmana en su Medina y el romanticismo decadente de la ciudad mediterránea. A nosotros no nos llama la atención la blancura de sus casas, rota, a veces con el azul añil característico; pero a otros visitantes más alejados culturalmente de este pueblo si les llama la atención este colorido.

Nuestros alumnos, en cambio, tenían puestos sus ojos en el zoco de la Medina, y más concretamente en las zapatillas, que ya habían imaginado muchas veces, iban a comprar aquí. Hacían ya sus cálculos con lo que les podían costar en Lebrija y lo que le salían aquí, y hacían las conversiones correspondientes de dirán a euros para saber hasta donde tenían que llega en el característico regateo hasta cerrar la compra.

Por la tarde asistimos al festival de teatro, en el que intervinieron sobre 120 jóvenes. En el festival nos dieron la bienvenida y tuvieron la deferencia de introducir un breve texto en español en una de las piezas representadas..

Lo mas llamativo para muchos fue el trabajo que debió realizar el director del espectáculo para mover tantos jóvenes en el escenario con soltura, sin atropellos y conociendo cada uno su situación en la representación. Hicieron un magnífico trabajo, al parecer de muchos, entre los que me encuentro. Ante estas vivencias ya empiezan a comprender algunos de nuestros alumnos/as el sentido de los relatos que han ensayado en Lebrija, con Maica y Antoñi durante algo más de un mes antes de venir para acá. Después de ver la actuación de estos jóvenes de Sousse, tienen más ganas de que lleguen las próximas actuaciones para ponerle más garra y empeño. Estaremos pendientes a ver que pasa…..

Después de la cena, que nos amenizaron unos músicos genuinamente tunecinos, participamos en una fiesta, junto con jóvenes y profesores de teatro, que habían participado por la tarde en el festival de teatro.

Escribo estas líneas, de nuevo, en el autobús que nos lleva primero a El Jem, donde estaremos media jornada con jóvenes de esta ciudad, Y más tarde, sobre las 14 horas, está previsto que lleguemos a la ciudad de Sfax.

Nos estamos adentrando en el interior del país y, hasta ahora el paisaje es muy parecido al de la campiña sevillana: olivos, algunas palmeras dispersas, junto a los caseríos que se atisban entre los olivos y que se ven habitados. Se podría decir que vamos por cualquier carretera andaluza, si no fuera porque la carretera –detrás de Sousse quedó ya la autopista- está mas deteriorada; y porque la radio del autobús tiene música árabe puesta. Los alumnos van muy tranquilos, algunos duermen… ¡quien lo diría!... otros hablan de vez en cuando con la voz “demasiado alta”, y otros miran fijamente por los cristales de las ventanillas del autobús, tal vez tratando de superar la nostalgia que sienten, cuando piensan o les llaman sus padres, como le sucede a Jessica, después de haber hablado brevemente su madre con ella por teléfono. Ayer tuvimos la primera contrariedad seria: se nos estropeó la cámara de fotos que traíamos del Instituto. ¡A ver como suplimos esta falta!.