jueves, 17 de mayo de 2007

Día 30 de abril y 1 de mayo. Sousse. Nos adentramos en el país…..

Sousse es uno de los centros turísticos más importantes del país. Eso se nota nada más llegar. Los centros turísticos –como los aeropuertos- son iguales en todos los sitios. Por tanto no hablaré de ellos, aunque estuvimos paseando por un puerto deportivo, en el que nos llamó la atención que los precios fueran más bajos, mucho más bajos, que en las zonas turísticas de España….. A los alumnos les llama la atención que puedan comprar una botella de agua por 20 o 30 céntimos de euro, por ejemplo, y que en España se tenga que pagar mucho más por lo mismo… Algunos preguntan y están descubriendo ya lo que es el “nivel de vida de un país”.

Tres actividades a destacar: la visita a la Medina de Sousse, la asistencia a un festival de teatro en el Centro Cultural de la ciudad y una clase conjunta con alumnos/as de teatro de un liceo. Por la mañana tuvo lugar la visita al aula de teatro del liceo y, posteriormente, una clase conjunta de teatro, dirigida por el profesor de teatro del liceo. Tanto los alumnos tunecinos como los españoles disfrutaron de la clase, que les sirvió para desinhibirse y conocerse un poco mas entre ellos.
Lo más característico que se puede decir de la Medina es que se le ve viva, habitada, con movimiento de sus habitantes, sin que los turistas los hayan desplazado. Sousse reúne el encanto de la sinuosidad de la ciudad musulmana en su Medina y el romanticismo decadente de la ciudad mediterránea. A nosotros no nos llama la atención la blancura de sus casas, rota, a veces con el azul añil característico; pero a otros visitantes más alejados culturalmente de este pueblo si les llama la atención este colorido.

Nuestros alumnos, en cambio, tenían puestos sus ojos en el zoco de la Medina, y más concretamente en las zapatillas, que ya habían imaginado muchas veces, iban a comprar aquí. Hacían ya sus cálculos con lo que les podían costar en Lebrija y lo que le salían aquí, y hacían las conversiones correspondientes de dirán a euros para saber hasta donde tenían que llega en el característico regateo hasta cerrar la compra.

Por la tarde asistimos al festival de teatro, en el que intervinieron sobre 120 jóvenes. En el festival nos dieron la bienvenida y tuvieron la deferencia de introducir un breve texto en español en una de las piezas representadas..

Lo mas llamativo para muchos fue el trabajo que debió realizar el director del espectáculo para mover tantos jóvenes en el escenario con soltura, sin atropellos y conociendo cada uno su situación en la representación. Hicieron un magnífico trabajo, al parecer de muchos, entre los que me encuentro. Ante estas vivencias ya empiezan a comprender algunos de nuestros alumnos/as el sentido de los relatos que han ensayado en Lebrija, con Maica y Antoñi durante algo más de un mes antes de venir para acá. Después de ver la actuación de estos jóvenes de Sousse, tienen más ganas de que lleguen las próximas actuaciones para ponerle más garra y empeño. Estaremos pendientes a ver que pasa…..

Después de la cena, que nos amenizaron unos músicos genuinamente tunecinos, participamos en una fiesta, junto con jóvenes y profesores de teatro, que habían participado por la tarde en el festival de teatro.

Escribo estas líneas, de nuevo, en el autobús que nos lleva primero a El Jem, donde estaremos media jornada con jóvenes de esta ciudad, Y más tarde, sobre las 14 horas, está previsto que lleguemos a la ciudad de Sfax.

Nos estamos adentrando en el interior del país y, hasta ahora el paisaje es muy parecido al de la campiña sevillana: olivos, algunas palmeras dispersas, junto a los caseríos que se atisban entre los olivos y que se ven habitados. Se podría decir que vamos por cualquier carretera andaluza, si no fuera porque la carretera –detrás de Sousse quedó ya la autopista- está mas deteriorada; y porque la radio del autobús tiene música árabe puesta. Los alumnos van muy tranquilos, algunos duermen… ¡quien lo diría!... otros hablan de vez en cuando con la voz “demasiado alta”, y otros miran fijamente por los cristales de las ventanillas del autobús, tal vez tratando de superar la nostalgia que sienten, cuando piensan o les llaman sus padres, como le sucede a Jessica, después de haber hablado brevemente su madre con ella por teléfono. Ayer tuvimos la primera contrariedad seria: se nos estropeó la cámara de fotos que traíamos del Instituto. ¡A ver como suplimos esta falta!.







































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